miércoles, 27 de mayo de 2009

La censura y la seguridad

Shangai, 26 de mayo de 2009
Pues mucho me temo que con la censura hemos topado. El motivo por el que ha pasado tanto tiempo desde que realicé la ultima entrada en mi blog no es otra que ya no puedo acceder a él y desconozco la razón, aunque la intuyo. En realidad no es solo mi blog, si no que Blogger, la herramienta de Google para crear blogs, ha dejado de estar disponible en la Web China, y ya me han confirmado que no hay ninguna dificultad en España o en otros lugares de Asia para conectarse con total normalidad. Los blogs dan la libertad a que cualquier persona ofrezca una opinión sobre cualquier tema y lo cuelgue en la red, abierto a que todo el mundo pueda leerlo y comentarlo. Son muchas las páginas Web a las que no se puede acceder desde China, y es probable que Blogger haya sido la siguiente en caer, aunque me gustaría estar confundida. Aquí uno no se mete en problemas a no ser que se manifieste o se muestre disconforme respecto asuntos relacionados con el régimen. Los chinos, aparentemente, se muestran bastante satisfechos con el sistema y si no lo están, desde luego no lo dicen, bien porque no se atreven o bien porque no son lo suficientemente activos y prefieren optar por lo opción más fácil, que es conformarse con la situación que les ha tocado vivir. Da la impresión que se dejan llevar por las circunstancias y que nadie cuestiona nada ni a nadie. La censura no solo existe con la información que llega a través de Internet o la prensa extranjera, también es evidente con las noticias locales, donde la propaganda política es constante. Por ejemplo, cuando hace un año ocurrió el terrible terremoto en Sichuan, la televisión no paraba de mostrar imágenes del ejército ayudando a la gente y haciendo lo imposible por rescatar a los supervivientes, y aunque yo no podía entender lo que decían en chino, sí comprendía el mensaje que se transmitía. Hace un par de semanas ha sido el primer aniversario de esta hecatombe y parece ser que la población de esa zona se encuentra descontenta en como ha evolucionado la reconstrucción de las zonas destruidas por el seísmo y porque las ayudas han sido muy insuficientes. TVE trató infructuosamente acercarse a una de las áreas aniquiladas por el terremoto para realizar un reportaje y la policía no solo se lo impidió, si no que les amenazaron y hasta golpearon a algún miembro del equipo. Esto lo sé porqué lo pude ver a través del canal internacional de TVE que contaban lo sucedido. De China solo se conoce lo que China quiere que se conozca, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Aunque también hay que decir que en España se hace una clara propaganda política en las televisiones, dependiendo de la cadena y de su afinidad política. Las noticias pueden percibirse de forma muy distinta según el canal de televisión que ofrezca la información y en la mayoría de los telediarios no comunican la noticia de forma objetiva, que es como debería de ser, sino creando opinión, cuando eso debería ser exclusivo de aquellos programas de debate y de opinión. Un día que me dirigía con mi coche al centro de Shanghai me sucedió algo curioso, ya que yo conocía perfectamente que la salida que tenía que tomar para llegar a mi destino era Tibet lu, o sea, calle Tibet, pero para mi sorpresa esta vía había dejado de existir de la noche a la mañana. Con motivo de las Olimpiadas y de las revueltas acontecidas en el Tibet, decidieron que era mejor cambiar el nombre de la calle por otro que no haga pensar a la gente sobre esta conflictiva zona. El pasado jueves conocí a una chica española, que tras dos años viviendo en Shanghai ya se marcha de nuevo a Barcelona. Antes de venir a aquí estaba trabajando para la UNESCO, en temas relacionados con los derechos humanos. En el consulado de China en España le informaron que para que le dejaran desplazarse con su marido, que es quién tenía la oferta de empleo de expatriación, tenía que declarar en la solicitud del visado que era ama de casa porqué si no corría el riesgo, más que probable, que le negaran el permiso de entrada o que le pusieran a alguien vigilándola las veinticuatro horas del día. Por otro lado, tengo que reconocer que existe algo muy positivo, que puede ser consecuencia directa de ese temor generalizado que hay aquí a sacar los pies del tiesto, y es que este es un país en el que se respira seguridad y eso es algo que se agradece. Uno puede salir a la calle sin temor a que te pase nada, aunque por supuesto, como en todas partes hay ladrones y se cometen crímenes, pero nada comparable a otros lugares, incluyendo nuestra querida España. Hay cámaras de vigilancia por todos lados, que lo controlan todo, el tráfico y las personas, y uno se siente como en Gran Hermano, constantemente observado por el ojo que todo lo ve, siendo esa es la cara y la cruz de la seguridad. A mi es algo que personalmente no me molesta en absoluto, porque pienso que hoy en día son muy poquitos los países en los que existe esa sensación de tranquilidad y ese es el precio que hay que pagar por ello. Es muy grato poder pasear a cualquier hora del día con tus hijos sin miedo alguno, siendo nuestra mayor preocupación que nos saquen fotos o nos observen como si fuéramos extraterrestres. Retomando el tema del blog, esto es lo que hay, pero no me resigno. He tenido la gran suerte que mi cuñada Isa se ha ofrecido voluntaria para subirme las entradas desde España, y esta la primera vez. Gracias, Isa, porque la verdad que no tenía yo muy claro como iba a darle continuidad , y ya que me había costado tanto decidirme a escribir, ahora me daba mucha pena retirarme cuando apenas he comenzado. Para los mal pensados, sinceramente no creo que haya sido mi blog el desencadenante del veto chino a Blogger, si es que lo ha habido, entre otras cosas porque no hablo de política en ningún momento y, desde luego, es algo que no tengo en mente, porque no merece la pena meterme en líos innecesariamente. Se me quitan las ganas solo con imaginarme como serán aquí las cárceles chinas y tampoco resultaría muy agradable que nos “inviten” a marcharnos del país. Por ultimo, querría aclarar que os narro nuestras experiencias tal y como “yo” las vivo y las siento, es decir, desde un punto de vista totalmente subjetivo. No pretendo que esto se asemeje a un libro de texto sobre China, los chinos y su cultura, aunque sí es verdad que en algunas entradas me he tenido que documentar para escribirlas. Y aunque en algunos aspectos parezca un poco crítica, tampoco es mi intención, al fin y al cabo nosotros somos los extranjeros aquí y los que nos tenemos que adaptar a este tipo de vida con todas las consecuencias. Entiendo, y me parece totalmente normal, que haya personas que no estén de acuerdo con mi forma de pensar o con lo que cuento, pero los blogs están para crear opinión, o estaban hasta ahora, ¿o no?.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Siesta ... ¿española?

Está ya más que demostrado lo saludable que es disfrutar de una pequeña siesta después de la comida. Me refiero a esos quince a treinta minutillos de descanso que nos recargan las pilas y nos dejan como nuevos, y no a esas siestas de pijama y orinal de dos horas en las que se acaba peor de lo que se estaba y que suelen poner un humor de perros. Pienso que es un placer cerrar los ojos y dormirse sin poner resistencia a ese amodorramiento típico que sufrimos muchos al terminar el almuerzo. Lo cierto es que la siesta sigue siendo un topicazo español entre los extranjeros, casi tanto o más como lo puedan ser los toros, el flamenco y las tapas. De vez en cuando me toca convencer a alguno que otro que ni a todos los españoles nos gustan los toros y que bailar flamenco no entra dentro de mis aficiones. Pues algo similar ocurre con la siesta, y resulta divertido que la gran mayoría tienen el concepto que los españoles no perdonamos un día sin siesta, siendo algo habitual en nuestra rutina diaria. En los tiempos que corren, ¡ya nos gustaría que eso fuera cierto!. Japón, que para el tema del rendimiento laboral está a la cabeza, ha sucumbido ante los beneficios ineludibles de nuestra querida siesta española y, para ello, en algunas empresas disponen de salas para que sus empleados puedan gozar de tan merecido descanso tras la comida. Desde luego, esto no es cortesía de la empresa, porqué está más que acreditado que la productividad aumenta sustancialmente durante la jornada vespertina, después de esos minutos de relax. En el caso de su vecina China..., en fin, que no sé muy bien como definir lo que hacen los chinos. Aunque parezca increíble, son capaces de dormirse en cualquier sitio, a cualquier hora y rodeados de una muchedumbre de gente. He incluido algunas fotos que avalan lo que cuento. Esta foto se corresponde a un jardinero de la urbanización, que se supone debía estar arreglando el jardín de mi casa. Le debió dar un bajón al pobre hombre y no tuvo más remedio que echarse a dormir como un bendito delante de mi ventana, y sin cambiar de postura en ningún momento, durante más de una hora.
También es muy representativa la foto del peluquero, que saca provecho al máximo de la silla de su establecimiento. Supongo que a los clientes les daría hasta pena privarle de tan placido sueño. Por cierto, fijaros en las “condiciones higiénicas”, por llamarlo de alguna manera, del local. Yo no me cortaría allí el pelo ni aunque me pagaran una fortuna. Sinceramente, creo que una cosa es ser humilde y otra muy distinta es ser un guarrete redomado.
La persona de la barca merece un premio, ya que ante la falta de clientes, decide echarse un sueñecito mientras su embarcación le mece dulcemente en el río. Finalmente, esta foto fue tomada en un templo que queríamos visitar, en una zona muy turística. La verdad que no nos atrevimos a entrar, no fuera a ser que les despertáramos, ¡criaturitas!. Es muy habitual encontrárselos durmiendo en pleno centro de Shanghai. Una vecina me contaba que vio a un hombre que transportaba colchones y que decidió hacer una paradita para probar la calidad de los mismos, que debía ser bastante buena, porqué dormía a pierna suelta sobre uno de ellos sin importarle el tráfico o los viandantes, en una zona comparable al barrio de Salamanca en Madrid. En los restaurantes, también se pueden ver tanto a comensales como camareros durmiendo sobre las mesas.
Ir a IKEA en Shanghai es otro espectáculo digno de mención. Como todos los IKEA del mundo, la distribución de las dos plantas y los productos es exactamente igual y, de hecho, el primer día que fuimos era como si estuviérmos en el de San Sebastián de los Reyes. Bueno, "todo, todo" no es igual, porque aquí te encuentras montones de chinos, que la mayoría van a echar la tarde y no compran nada y que están tirados en cualquier rincón. Pero lo más cómico es que todas las camas y sofas están ocupados con chinos durmiendo. En verano está lleno, porqué muchas casas carecen de aire acondicionado, en IKEA se está la mar de fresquito, y si encima te dejan echarte una siestecita en una camita... Los guardas de seguridad de nuestra urbanización también duermen como ositos en plena hibernación. Están en su garita, supuestamente “vigilando”, pero roncando y sin inmutarse cuando pasas por su lado. Vamos, que los ladrones lo tienen fácil si quieren entrar en nuestras casas. Recuerdo que un día Adrián saludó chillando “ni hao” a un guarda que estaba profundamente dormido. Mi chiquitín lo hizo sin mala intención y como alarde de buena educación, pero este hombre se pegó tal susto, que de la impresión casi se cae de culo. Después de esto, Adrián y yo nos moríamos de la risa porqué fue una situación muy cómica. En la misma línea, os contaré que David se encontró en su empresa a un guarda que estaba también dándose una cabezadita en su puesto de control. Le quitó el transmisor y la gorra y el tío no se enteró de nada. Los lunes viene a nuestra urbanización un camión de un supermercado que trae un poquito de todo. Normalmente son tres personas, de las cuales una trabaja y los otros dos duermen como ceporros en la cabina del camión. ¡Eso sí que es organización y reparto de tareas!. También todos los chóferes duermen, sin excepción, en sus largas esperas, y no se cortan un pelo a la hora de reclinar su asiento al máximo y sacar el pie por la ventanilla del coche. Aunque tampoco la policía se priva y hace lo propio en sus coches patrulla. Continuado con este tema de dormirse en los vehículos, os voy a narrar la curiosa historia de un ingeniero que trabaja en la empresa de David, del que tenía la firme sospecha que podía estar viviendo en su coche. Este hombre deja su vehículo en el aparcamiento de la empresa y sus zapatos siempre están en el suelo al lado de su coche, que por cierto carece de asientos traseros y del que cuelgan unas cortinas en las ventanillas. La semana pasada David le preguntó dónde vivía y le confirmó lo que era de esperar, que de lunes a viernes duerme en su coche, estacionándolo en el aparcamiento de un centro comercial. Resulta bastante chocante esta situación puesto que esta persona no percibe un sueldo precisamente bajo, 6000 RMB (unos 650 euros), que es infinítamente superior al de un operario de la fábrica (poco más de 1000 RMB) y más que suficiente para alquilar un apartamento o, al menos, una habitación. Está casado y su mujer vive en el centro de la ciudad y le contaba a David que desplazarse a diario hasta allí es demasiado problemático porqué está muy lejos. Se puede tardar entre hora a hora y media en llegar desde la fábrica a esa zona de la ciudad, por lo que tampoco se puede decir que sea mucho, al menos para los que estamos acostumbrados a los atascos en Madrid. Suponemos que lo que más pesa en su decisión es el coste de la gasolina y no el tiempo perdido en la carretera. Ha modificado su coche para convertirlo en su casa, pero es difícil imaginarse que alguien pueda vivir en un Cherry QQ, que para que os hagáis una idea, es la copia exacta del Daewoo Matiz, o sea, la mínima expresión en vehículo con cuatro ruedas. Ya sabemos que la mayoría de los chinos son bastante pequeñitos, pero no tanto como para acomodarse en semejante coche. Lo que nos preguntamos es como se las ingenia para asearse y mudarse de ropa a diario, si es que lo hace... David quiere creer que se bañará de vez en cuando en las duchas de la empresa. Como en otros muchos aspectos de la vida, en lo referente al tema de la vivienda los chinos tienen un punto de vista que difiere bastante del nuestro, puesto que sin ninguna duda, para nosotros la vivienda entra dentro de nuestras necesidades básicas, como la alimentación, y nadie concibe que una persona que esté trabajando y que reciba un sueldo "decente" pueda dormir en un coche. Por lo visto, tienen la idea que es la empresa quien se tiene que encargar de proporcionarles una vivienda o lo que aquí se llama "house allowance", es decir, un bonus en el sueldo para la casa. Lo mismo sucede con el coche, si no perciben "car allowance", no se compran coche, independientemente de lo que ganen. Esta persona se encontraba en periodo de prueba que finaliza ahora en Mayo por lo que hasta ahora no había tenido ese bonus de vivienda en su sueldo, pero vuelvo a insistir que se trata de un ingeniero con un sueldo cinco veces superior al que percibe un operario. Lo curioso es que el único comentario que hizo es que a partir de ahora, y con el terrible calor que hace en Shangai durante el verano, le va a resultar un poco más difícil continuar pernoctando en su QQ... Es evidente que los chinos disponen de una habilidad innata para dormirse en cualquier sitio y no les importarles el qué dirán.