miércoles, 6 de mayo de 2009

Siesta ... ¿española?

Está ya más que demostrado lo saludable que es disfrutar de una pequeña siesta después de la comida. Me refiero a esos quince a treinta minutillos de descanso que nos recargan las pilas y nos dejan como nuevos, y no a esas siestas de pijama y orinal de dos horas en las que se acaba peor de lo que se estaba y que suelen poner un humor de perros. Pienso que es un placer cerrar los ojos y dormirse sin poner resistencia a ese amodorramiento típico que sufrimos muchos al terminar el almuerzo. Lo cierto es que la siesta sigue siendo un topicazo español entre los extranjeros, casi tanto o más como lo puedan ser los toros, el flamenco y las tapas. De vez en cuando me toca convencer a alguno que otro que ni a todos los españoles nos gustan los toros y que bailar flamenco no entra dentro de mis aficiones. Pues algo similar ocurre con la siesta, y resulta divertido que la gran mayoría tienen el concepto que los españoles no perdonamos un día sin siesta, siendo algo habitual en nuestra rutina diaria. En los tiempos que corren, ¡ya nos gustaría que eso fuera cierto!. Japón, que para el tema del rendimiento laboral está a la cabeza, ha sucumbido ante los beneficios ineludibles de nuestra querida siesta española y, para ello, en algunas empresas disponen de salas para que sus empleados puedan gozar de tan merecido descanso tras la comida. Desde luego, esto no es cortesía de la empresa, porqué está más que acreditado que la productividad aumenta sustancialmente durante la jornada vespertina, después de esos minutos de relax. En el caso de su vecina China..., en fin, que no sé muy bien como definir lo que hacen los chinos. Aunque parezca increíble, son capaces de dormirse en cualquier sitio, a cualquier hora y rodeados de una muchedumbre de gente. He incluido algunas fotos que avalan lo que cuento. Esta foto se corresponde a un jardinero de la urbanización, que se supone debía estar arreglando el jardín de mi casa. Le debió dar un bajón al pobre hombre y no tuvo más remedio que echarse a dormir como un bendito delante de mi ventana, y sin cambiar de postura en ningún momento, durante más de una hora.
También es muy representativa la foto del peluquero, que saca provecho al máximo de la silla de su establecimiento. Supongo que a los clientes les daría hasta pena privarle de tan placido sueño. Por cierto, fijaros en las “condiciones higiénicas”, por llamarlo de alguna manera, del local. Yo no me cortaría allí el pelo ni aunque me pagaran una fortuna. Sinceramente, creo que una cosa es ser humilde y otra muy distinta es ser un guarrete redomado.
La persona de la barca merece un premio, ya que ante la falta de clientes, decide echarse un sueñecito mientras su embarcación le mece dulcemente en el río. Finalmente, esta foto fue tomada en un templo que queríamos visitar, en una zona muy turística. La verdad que no nos atrevimos a entrar, no fuera a ser que les despertáramos, ¡criaturitas!. Es muy habitual encontrárselos durmiendo en pleno centro de Shanghai. Una vecina me contaba que vio a un hombre que transportaba colchones y que decidió hacer una paradita para probar la calidad de los mismos, que debía ser bastante buena, porqué dormía a pierna suelta sobre uno de ellos sin importarle el tráfico o los viandantes, en una zona comparable al barrio de Salamanca en Madrid. En los restaurantes, también se pueden ver tanto a comensales como camareros durmiendo sobre las mesas.
Ir a IKEA en Shanghai es otro espectáculo digno de mención. Como todos los IKEA del mundo, la distribución de las dos plantas y los productos es exactamente igual y, de hecho, el primer día que fuimos era como si estuviérmos en el de San Sebastián de los Reyes. Bueno, "todo, todo" no es igual, porque aquí te encuentras montones de chinos, que la mayoría van a echar la tarde y no compran nada y que están tirados en cualquier rincón. Pero lo más cómico es que todas las camas y sofas están ocupados con chinos durmiendo. En verano está lleno, porqué muchas casas carecen de aire acondicionado, en IKEA se está la mar de fresquito, y si encima te dejan echarte una siestecita en una camita... Los guardas de seguridad de nuestra urbanización también duermen como ositos en plena hibernación. Están en su garita, supuestamente “vigilando”, pero roncando y sin inmutarse cuando pasas por su lado. Vamos, que los ladrones lo tienen fácil si quieren entrar en nuestras casas. Recuerdo que un día Adrián saludó chillando “ni hao” a un guarda que estaba profundamente dormido. Mi chiquitín lo hizo sin mala intención y como alarde de buena educación, pero este hombre se pegó tal susto, que de la impresión casi se cae de culo. Después de esto, Adrián y yo nos moríamos de la risa porqué fue una situación muy cómica. En la misma línea, os contaré que David se encontró en su empresa a un guarda que estaba también dándose una cabezadita en su puesto de control. Le quitó el transmisor y la gorra y el tío no se enteró de nada. Los lunes viene a nuestra urbanización un camión de un supermercado que trae un poquito de todo. Normalmente son tres personas, de las cuales una trabaja y los otros dos duermen como ceporros en la cabina del camión. ¡Eso sí que es organización y reparto de tareas!. También todos los chóferes duermen, sin excepción, en sus largas esperas, y no se cortan un pelo a la hora de reclinar su asiento al máximo y sacar el pie por la ventanilla del coche. Aunque tampoco la policía se priva y hace lo propio en sus coches patrulla. Continuado con este tema de dormirse en los vehículos, os voy a narrar la curiosa historia de un ingeniero que trabaja en la empresa de David, del que tenía la firme sospecha que podía estar viviendo en su coche. Este hombre deja su vehículo en el aparcamiento de la empresa y sus zapatos siempre están en el suelo al lado de su coche, que por cierto carece de asientos traseros y del que cuelgan unas cortinas en las ventanillas. La semana pasada David le preguntó dónde vivía y le confirmó lo que era de esperar, que de lunes a viernes duerme en su coche, estacionándolo en el aparcamiento de un centro comercial. Resulta bastante chocante esta situación puesto que esta persona no percibe un sueldo precisamente bajo, 6000 RMB (unos 650 euros), que es infinítamente superior al de un operario de la fábrica (poco más de 1000 RMB) y más que suficiente para alquilar un apartamento o, al menos, una habitación. Está casado y su mujer vive en el centro de la ciudad y le contaba a David que desplazarse a diario hasta allí es demasiado problemático porqué está muy lejos. Se puede tardar entre hora a hora y media en llegar desde la fábrica a esa zona de la ciudad, por lo que tampoco se puede decir que sea mucho, al menos para los que estamos acostumbrados a los atascos en Madrid. Suponemos que lo que más pesa en su decisión es el coste de la gasolina y no el tiempo perdido en la carretera. Ha modificado su coche para convertirlo en su casa, pero es difícil imaginarse que alguien pueda vivir en un Cherry QQ, que para que os hagáis una idea, es la copia exacta del Daewoo Matiz, o sea, la mínima expresión en vehículo con cuatro ruedas. Ya sabemos que la mayoría de los chinos son bastante pequeñitos, pero no tanto como para acomodarse en semejante coche. Lo que nos preguntamos es como se las ingenia para asearse y mudarse de ropa a diario, si es que lo hace... David quiere creer que se bañará de vez en cuando en las duchas de la empresa. Como en otros muchos aspectos de la vida, en lo referente al tema de la vivienda los chinos tienen un punto de vista que difiere bastante del nuestro, puesto que sin ninguna duda, para nosotros la vivienda entra dentro de nuestras necesidades básicas, como la alimentación, y nadie concibe que una persona que esté trabajando y que reciba un sueldo "decente" pueda dormir en un coche. Por lo visto, tienen la idea que es la empresa quien se tiene que encargar de proporcionarles una vivienda o lo que aquí se llama "house allowance", es decir, un bonus en el sueldo para la casa. Lo mismo sucede con el coche, si no perciben "car allowance", no se compran coche, independientemente de lo que ganen. Esta persona se encontraba en periodo de prueba que finaliza ahora en Mayo por lo que hasta ahora no había tenido ese bonus de vivienda en su sueldo, pero vuelvo a insistir que se trata de un ingeniero con un sueldo cinco veces superior al que percibe un operario. Lo curioso es que el único comentario que hizo es que a partir de ahora, y con el terrible calor que hace en Shangai durante el verano, le va a resultar un poco más difícil continuar pernoctando en su QQ... Es evidente que los chinos disponen de una habilidad innata para dormirse en cualquier sitio y no les importarles el qué dirán.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Es que el sueño es mu malo. Yo lo voy a poner en práctica, y mañana voy a echarme un sueñecito en el despacho, que tengo un montón de papeles en mi mesa que bien mirados, me van que ni pintados como almohada. Y si mi jefe me dice algo, le diré que millones de personas en el mundo lo practican (mejor no le digo el país...)Cada vez más diver, guapa. Besitos

Esther Campillo Navajo dijo...

Pues cuidadito, porqué es muy probable que tu jefe no lo entienda... A lo mejor deberías pasarle el enlace del blog, para convencerle de que millones de personas lo hacen.

Joaquin Asenjo dijo...

Sin embargo lo de la siesta larga, de orinal y pijama, hay quien dice que es fenomenal. Yo estoy de acuerdo que con una cabezadita es suficiente. Siempre que no te duela la cabeza luego. Pero es que hay chinos muy cabezon es.